lunes, 6 de febrero de 2012

Teatro amateur; las cuentas claras.

Quiero pensar que cuando algunos profesionales del teatro se ensañan contra el Teatro Aficionado, lo hacen por puro desconocimiento. Un desconocimiento en parte justificado, porque el Teatro Amateur ha sido el gran ignorado en todos los estudios institucionales que se han llevado acabo relativos al sector.

Afortunadamente, a raíz de la existencia y el trabajo que viene desarrollando la Federación Teatro Amateur de Navarra, podemos focalizar con un poco más de rigor, la realidad económica del teatro amateur.

Veamos: en Navarra estamos cerca de treinta grupos asociativos culturales sin ánimo de lucro cuya actividad es el Teatro, de ellos 22 están federados. En el 2011 estos grupos han realizado 21 montajes, para los cuales, en la mayoría han precisado de dirección profesional. A una media de 1600 euros, el conjunto de profesionales que han dirigido estos montajes han cobrado más o menos 36.200 euros. En algunos de estos montajes han precisado vestuario especial, estudio de iluminación, carpinteros para la escenografía, etc. Que también han cobrado. En todos los casos pagamos el correspondiente IVA, del cual en ningún momento nos podemos beneficiar.

Ahora veamos las actuaciones. Calculamos unas 130 actuaciones, con unos 24.000 espectadores, digamos que han pagado una media de 5 euros por entrada, las casas de cultura han podido recaudar más de 120.000 euros.

De estas 130 actuaciones , cerca del 70 por cien pagan derechos de autor, las SGAE se ha embolsado 9.000 euros, en algunos festivales, son los propios grupos los que tienen que pagar a la SGAE. Estas actuaciones requieren de asistencia técnica, en la mayoría de los casos profesional, lo que equivale a más de 10.000 euros para los grupos y bastante más para las salas. Transportistas, alquileres de furgonetas, alquileres de espacios escénicos para poder estrenar las obras, sobre todo en Pamplona, escenografías, vestuarios, seguros propios del grupo... Difícil de calcular.

Además, la mayor parte de actores y actrices de estos grupos, acuden a talleres y cursillos impartidos por profesionales, que hay que pagar.

Es evidente que el Teatro Amateur “mueve” algo de dinero, y lo hace de la siguiente forma: lo que nos entra por una mano, vía representaciones, ayudas o subvenciones, nos sale por la otra para diversas profesiones del sector.

Por el camino, queda para un par de cenas, y unos euros que van a la caja para seguir cumpliendo con los objetivos que la Asociación aprobó en sus estatutos: EL TEATRO, SU DEFENSA Y DIFUSIÓN.

¿Y todo este dinero que se mueve es negro?. Supongo que eso lo tendrán que responder los profesionales. Yo estoy convencido de que la mayoría cumple escrupulosamente las leyes por las que se rigen, como también lo hacemos las asociaciones.

Hay cosas que no se pueden calcular, como la cantidad de esfuerzo y horas de trabajo que los aficionados dedican a su objetivo, por supuesto sin cobrar. Quizás la palabra aficionado confunda y pensemos que la afición al teatro que nos lleva a embarcarnos en esta aventura teatral sea un hobby; pero no, hay mucho de voluntariado, de compromiso social con la cultura en la motivación de tantos hombres y mujeres que están contribuyendo a enriquecer la oferta teatral en Navarra.

Además los grupos aficionados participamos activamente en la vida cultural de nuestros pueblos y barrios. Olentzeros, cabalgatas, carnavales, actos institucionales, fiestas populares, exposiciones, inauguraciones, lecturas en bibliotecas, lecturas dramatizadas en escuelas... Todos estos eventos cuentan en muchas ocasiones con nuestra labor desinteresada.

Los grupos de teatro amateur como otros grupos culturales, dinamizan y participan de la vida diaria de las Casas de Cultura y de todo lo que a partir de esta se genera. A día de hoy, las ayudas que recibimos son fundamentalmente de las administraciones cercanas que conocen nuestra actividad, los ayuntamientos. Ayuntamientos y técnicos culturales saben bien, que la ayuda otorgada, revierte multiplicado por diez a toda la comunidad.

Daré otra cifra económica como ejemplo a cuenta de las subvenciones. La actuación de un grupo amateur en un espacio de la Red de Teatros, la paga en un 80% el público que elije asistir a la representación y el otro 20% el ayuntamiento contratante. En el caso de profesionales las cifras se invierten. El 80 % está subvencionado por la administración y el público solamente llega a cubrir el 20% del coste.

Tampoco podemos olvidar que los grupos amateurs generan nuevo público para el Teatro, acercan el teatro a los sitios que los profesionales no quieren ir, porque “no hay condiciones”. Gracias a nuestro teatro podemos ver obras con un elenco superior a cuatro actores-actrices... Podría seguir y seguir...

Con todos estos datos sobre la mesa, podemos comprobar que la relación amateur-profesional existe y que nos beneficiamos mutuamente. Una coexistencia necesaria, que tenemos que ser capaces de convertirla en una colaboración estrecha y amigable. Pero para ello se deben sentar unas bases mínimas de reconocimiento y respeto mutuo. Hacer descalificaciones generales, atacando a todo el sector, no beneficia para nada este ánimo de colaboración.

Solo quiero acabar pidiendo respeto al derecho legítimo que me asiste para participar en la cultura, pero no solo como consumidor de esta, si no también, como parte “activa-actor” en su desarrollo y creación. Y también creo tener el derecho a compartir desinteresadamente el producto de mi esfuerzo. A día de hoy, compartir desinteresadamente, no es una afición, es más bien un valor humano.

JOSU CASTILLO
Obrero del metal y miembro del grupo de Teatro Amateur KROMLECH.

2 comentarios:

  1. Excelente reflexión aplicable a todas las Federaciones y a todo el movimiento amateur. Siempre se habla que lo amateur "quita" a lo profesional, que habría que verlo, y no de lo que aporta... Tal vez el texto debería enviarse a revistas y foros de teatro. Bien Josu.
    José Neira (FETEAS)

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